27.11.09
anoche, al llegar, encontramos la puerta abierta: esa puerta que no fácil cede, que se puede abrir para los dos lados o para uno solamente. Ayer estaba abierta a los dos lados pero había veneno en el umbral, había cerveza y sangre seca en las palabras que decía, en los sentimientos confundidos que no alcanzaron clasificación. Y sabíamos, los dos sabíamos, que al despertar no seríamos los mismos, como sabemos de igual manera que ninguno pasará jamás al otro lado de la puerta. Que me devuelve el son del pensamiento, es verdad. Que sin pasar el medio día habría otra pista, otro rasgo crudo de una historia perecedera. Es normal cuando sucede porque la consumbre así lo decidió. Ni la carne ya se espanta, ni el futuro se preocupa de sí mismo. Pero nadie puede evitar que la mañana siguiente avance sobre plastas de baba espesa de un color muy sin embargo. Que no llega a ser tristeza.
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