2.8.08

La Princesita

La Princesita ya no quiere discutir, se sabe todas las respuestas. Ya no quiere preguntar ni contraatacar al enemigo, está casi muerta (de aburrimiento, claro). Si le das un dulce te contesta un monosílabo calla se coloca detrás de la cámara y juega sin muchas ganas. La Princesita es potencialmente promiscua y pornográfica; cuando crezca, repartirá tarjetas entre ancianos sexys que accedan a desnudarse para ella, en un lugar que no será cama ni su estudio de cine ni de TV, ni su alberca, ni su sala. Pero hoy mastica chocolates con menta verde y azul, teme que sus mayores descubran en forma de grito sus ocultos pensamientos, que la malinterpreten, que le manden a la psicóloga sangrienta a su recámara cada noche Se asusta y come chocolates con menta. Deja de pensar escondida bajo la mesa, a momentos se queda quieta y siente que flota, que sale de sí. Es que nadie le grita, pero ya no quiere discutir. Sabe que todas las personas piensan y sienten cosas, nadie lo acepta, pero es esí... ya sabes qué clase de cosas. La Princesita está con ella misma, sola debajo de las cosas. Cuando crezca ya no cabrá ahí.

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